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jueves, 20 de agosto de 2009

UN PERFUME VALIOSO

“Señor delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto”
Salmos 38:9

Mucha veces hemos oído hablar del frasco de alabastro que se narra en Lucas 7:36-38
"Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.
Una mujer de mala fama que vivía en aquel pueblo supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.
La mujer entró y se arrodilló a sus pies, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba."
El frasco de alabastro era un recipiente hecho de un material de yeso traslucido, que servía para guardar perfumes o aceites aromáticos.
El nardo, que es el perfume del cual habla el pasaje bíblico, es un perfume o aceite que se extraía del tallo y raíces de una flor llamada del mismo modo Nardo, este perfume era de olor intenso y agradable, y se consideraba un artículo sumamente caro en la antigüedad.

Ahora en la narración ésta mujer quiebra el frasco y lo derrama a los pies de Jesús,
¿Por qué?

En la época de Jesús existía una costumbre en las familias judías, cuando una joven llegaba a edad de casarse; su familia compraba un frasco de alabastro con perfume. El tamaño del frasco y la cantidad de perfume que este contenía, representaba la riqueza de la familia.

Por cuanto, si una joven era pedida en matrimonio y la familia aceptaba, éste frasco era quebrado por la doncella a los pies del futuro esposo, como una respuesta al compromiso, está acción era de honra para él.

Tanto tú como yo, tenemos un frasco de alabastro con perfume. Simbólicamente ese perfume representa nuestra alma.

En el alma están nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, sueños y anhelos. Sin embargo todo esto esta contenido en un frasco de alabastro, este frasco es nuestro “Yo”.

Es necesario honrar a nuestro Dios quebrando nuestro frasco de alabastro a sus pies y derramar nuestra alma, rindiendo ante él nuestras emociones, sentimientos, anhelos, etc.

Talvez surja la interrogante ¿Será que mi perfume es agradable?...
La verdad es que eso no es importante, Jesús quiere que nos acerquemos y derramemos nuestro perfume, porque para Él, tú eres valioso y ese perfume le es grato porque lo rindes a Él.

Es necesario entender que Jesús esta allí sentado esperando que te acerques a Él, con un corazón contrito y humilde y le rindas a Él tu vida entera, porque éste es el perfume de Nardo que tienes que entregar y sobre todo quebrar el frasco de alabastro para el Señor.



Autora: J. Briggette de León

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